En mi mesilla: "La Rueda del Tiempo VIII, El Yermo de Aiel" Robert Jordan
También en mi mesilla: "Pirómides" Terry Pratchett
Último leido: "La Saga de Geralt de Rivia II, La Espada del Destino" Andrzej Sapkowski

lunes, 8 de diciembre de 2008

Día 11.- Reanudar el camino

Ethan decidió que lo mejor sería acompañar a Raüm a buscar el préstamo, el prestamista era un tipo llamado Grunt, su aspecto no era el de un matón sin embargo detrás de él siempre andaban dos tipos a los que parecía pagar muy bien para que no se le comieran, Raüm le contó, sin embargo que aquel tipo, de pelo cano y tez morena, con largos bigotes enmarcando un mentón afilado, era nada menos que Grunt 'El Fugaz' un asesino a sueldo venido a más que había decidido tomar algo de dinero prestado de una de las personas que le habían contratado.

Por supuesto, todo esto eran suposiciones porque Grunt jamás se permitía el lujo de tener amigos. La guardia de la ciudad le dejaba en paz desde que acabó, presuntamente con tres de sus miembros más valiosos.

En más de una ocasión habían tratado de darle caza contratando asesinos , mercenarios e incluso magos, pero la verdad es que nadie parecía ya preocuparse de él siempre que evitase dejar su casa en los suburbios de Keepersburg.

Desde la toma de posesión de Frandrich-A-Keepersburg como conde de la ciudad tras la muerte, en extrañas circunstancias, de su padre parecía que Grunt paseaba con mayor libertad por la ciudad e incluso se estaba costeando un puesto en la alta sociedad.

El hecho de que a penas hubiese pedido dinero para costearse un viaje austero de unos diez días no hacía que Raüm se sintiese más tranquilo, según sus propias palabras tardaría meses en pagar su deuda si es que Grunt no decidía pedírselo antes, cada día que pasara hasta que devolviese el dinero la deuda aumentaría enormemente.

Ethan sin embargo consideró que era un riesgo a correr, interesante para él, aunque esperaba que el haber hecho aparecer su figura junto a la del mercader no le pasara factura más adelante. No es que tuviese miedo de Grunt, pero seguro que este podía costearse un ejercito para darles caza en caso de necesitarlo.

Con el dinero obtenido Raüm compró un caballo para Ethan y algo de comida, lo suficiente para poder comer los próximos tres días, aunque sabía perfectamente que no lo necesitarían ya que había posadas durante todo el camino a menos de una jornada de intervalo.

Partieron sin esperar a que pasase el día a pesar de que para cuando partieron ya había pasado la hora de la comida.

Decidieron que pararían en un pueblo que se encontraba a pocas millas, de ese modo, al día siguiente no perderían tiempo y evitarían dormir al raso, ya que los caminos se encontraban cubiertos de nieve lo que les entorpecería el viaje, a pesar de intenso tráfico de entrada a la capital del condado.

-Ethan, ¿por qué dejaste tu tierra?, tengo la sensación de que ocultas algo.

-¿Sabes lo de los segundos hijos de los nobles?

-¿A qué te refieres?

-Al hecho de que no heredan el título del padre, si la línea de sucesión da un giro inesperado.

-Sí, claro, y supongo que por eso decidiste dejar tu tierra, aunque no recuerdo ningún noble que se llamase Edham en Krom.

-Yo tampoco, pero podría haber valido como explicación.

-Entiendo, no vas a contarme nada.

-Exacto.

-Y por qué has decidido acompañarme sin saber dónde vamos.

-Vamos al norte, ¿no es eso?

-Es cierto, bueno, en realidad vamos a Manrik, dónde vive mi familia. ¿Estás casado?

-Supongo que podría decirse que lo estuve aunque después de lo que pasó no estoy seguro de estarlo aún.

-¿Qué quieres decir?

-Digamos que no estoy seguro de si existe un Ethanson.

-Lo siento.

-Yo no, cuando nos casamos ella no era virgen y yo tampoco, debía suponer que no iba a atarse porque yo fuese un caballero.

Era ya noche cerrada cuando llegaron a un pueblo bastante grande llamado Knight's Field. Raüm le contó que recibía ese nombre por ser un lugar de paso habitual de los caballero que partían de Keepersburg a la guerra, actualmente se trataba del principal centro de comercio ilegal de la ciudad, todo aquel que no podía hacer llegar sus mercancías a la ciudad se encargaba a distribuirlas allí.

Aquello significaba un tenso ambiente puesto que los guardias que recorrían el pueblo a todas horas recibirían sin duda un sobresueldo de los contrabandistas y rateros.

Sin embargo aquello no parecía preocupar en absoluto a Raüm, “simplemente hay que saber donde meterse” le había dicho, a pesar de lo cual Etham cabalgaba con una mano en la empuñadura de su espada y la otra en las riendas.

Montados en sus caballos un grupo de niños les rodearon ofreciéndoles cientos de saquillos de cuero y ramas entrelazadas que según los críos les darían grandes dotes, más de una vez Ethan notó que una hábil mano le escalaba por el muslo pero con un golpe había podido deshacerse de ellas. Raüm por otro lado sacó una moneda y la lanzó hacia atrás con lo que los críos se dieron la vuelta para pelearse por ella.

-Estos chicos son la mejor red de espías que conozco, cuando lleguemos a la posada el señor Raüm tendrá dos habitaciones confortables en la posada del Dragón Blanco.- Así fue, cuando alcanzaron las puertas de la posada les esperaba un hombretón que vestía un mandil limpio y lucía unas enormes patillas acabadas en grueso bigote en una redonda cabeza carente de pelo en su cumbre. El hombre saludó al mercader y le indicó que dejase sus monturas allí y pasara a comer algo que su mesa de siempre estaba ya preparada y dos cervezas les esperaban.

Creative Commons License
Una Daga en la Noche by Adrián García Maganto is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 3.0 España License.

No hay comentarios: