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lunes, 5 de enero de 2009

Tres años atrás.-I

Ethan se había casado con Parnás el invierno anterior poco después de ser condecorado con grandes honores militares y haber recibido la medalla al valor por su participación en ‘La Contienda del Río Negro’ donde había conseguido una importante victoria, además de salvar la vida a Sir Valmer-A-Jorn, conde de Jorn y sobrino del Emperador, de las garras de un grupo de asaltantes Vaskianos que le habían tomado como rehén y pretendían venderle como rehén a los kandisios, aquello estuvo a punto de generar una crisis internacional, pero finalmente quedó en agua de borrajas. Sin embargo a Ethan le permitió consagrarse como caballero y obtener el título de sir junto a las tierras de Krom.

Parnás había caído en sus brazos días después, se conocían desde hacía mucho tiempo y Ethan había estado con ella en diversas ocasiones, era hermosa y seductora con un busto imponente, siempre muy arreglada, sus grandes ojos claros hacían que los hombres perdieran la cabeza y unos carnosos labios atraían los deseos de cientos, pero solo eran decenas los que ella elegía, casi siempre bravos caballeros y aguerridos guerreros, a veces jóvenes escuderos de casas nobles. Los padres de Parnás pertenecían a familias de noble cuna aunque el juego y las fiestas así como un par de años de cosecha y una muy mala gestión de sus bienes, les había dejado casi en la ruina, mendigaban tratos comerciales mientras en casa se morían de hambre para poder pagar vestidos y adornos que les permitiesen seguir en su posición a la vista de los profanos.

Parnás tenía una silueta increíble y era la primogénita en una familia que contaba con dos hijos más, ambos varones que no habían sido agraciados con grandes dones y pasaban el día dilapidando aquellas pocas monedas que podían conseguir con las mercancías que vendían en los pueblos cercanos haciéndose pasar por mercaderes corrientes para al volver a casa inventar grandes hazañas y viajes para contar a sus amigotes.

Ethan la había conocido profundamente a los quince años, antes de aquello a penas hablaban pero, siendo él escudero, había estado casi una semana con ella. Pronto le dejó por un joven caballero de grácil figura al que descubrió sus encantos rápidamente, sin embargo Parnás siempre volvía, y cuando nombraron caballero a Ethan tuvieron una relación de varias semanas, siempre a espaldas de los padres de esta, que eran reacios a unirla a alguien de procedencia más baja que la propia, tal era el caso de Ethan que había nacido en una familia con recursos pero sin nobleza alguna.

Por supuesto nadie estaba dispuesto a pagar la alta dote exigida por los placeres de una doncella que no lo era desde hacía años.

A pesar de que Parnás era ya mayor cuando nombraron a Ethan señor de Krom, seguía sin encontrar pareja estable y ya era de todos sabida su promiscuidad, no obstante Ethan seguía enamorado de ella y no podía compararla con ninguna otra mujer con la que hubiese estado, siempre jóvenes mujerzuelas sin cargo alguno en el Imperio. Parnás que durante meses no había tenido con Ethan relación alguna, y que parecía estar esquivándole, al tomar este posesión en seguida volvió a revolotear a su alrededor, de repente su pelo suelto era más suave que nunca y su grácil cuello se dejaba ver más por las fiestas a las que Ethan era invitado. Ya no se le conocía líos, y en varias ocasiones se la vio rechazar proposiciones más o menos decentes que tiempo atrás habían atraído su atención. Solo tenía ojos para Ethan y este lo notaba, cada vez que se le acercaba mostraba sus mejores encantos y siempre tenía una sonrisa dispuesta para él.

Por supuesto que Ethan se dejaba querer y pronto estaría con ella en el altar. El padre de Parnás, pobre ya a todas luces, no tuvo por menos que aceptar la generosa oferta de un Ethan, que podría haber desflorado a su hija robándole su infancia o, al menos participado de sus favores en otro tiempo, y marchar a casa con sus sacas llenas de plata y sus decenas de cabezas de ganado para el renacer de su familia que por entonces había perdido un miembro al morir el segundo se sus hijos, primero varón, por una extraña infección urinaria.


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Una Daga en la Noche by Adrián García Maganto is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 3.0 España License.

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