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miércoles, 14 de enero de 2009

Día 24.- Una noche tranquila

Raüm y Ethan habían encontrado un sitio para dormir justo a última hora, no era más que una pequeña casucha en el camino propiedad de los guardias del camino a Freetown, la siguiente gran ciudad en el camino, a pesar de quedar aún unos tres días a galope tendido para alcanzarla, la casucha servía como refugio a las primeras defensas de la ciudad, de modo que si algún ejército se acercase uno de los guardias podría alcanzar la ciudad para dar la alarma.

Freetown había recibido el nombre por haber sido la primera ciudad con gobierno independiente del por entonces reino de Var-Kandik. Un intento separatista en contra del rey Variud I que, sin embargo, tuvo buena acogida por parte del soberano ya que por aquella época las arcas públicas estaban más que vacías y se aproximaba una guerra civil que alguien tendría que aplacar. El auroprocalmado gobernante de Freetown, Lord Garin Garemson, aportó una enorme suma, así como buena parte de su ejército para acabar con las revueltas.

Sin embargo la independencia duró poco tiempo ya que Variud II decidió que las promesas del “Viejo Borracho”, como cariñosamente llamaba a su padre, eran una tara en un reino que aspiraba a ser el más poderoso del mundo conocido. La administración había mejorado mucho y los ejércitos de Lord Garin, aunque reforzados, serían inútiles ante un cerco que duró dos años y que acabó por completo con el comercio y para colmo quemó las cosechas propiedad de Freetown.

Cuando Garin abandnó su inútil lucha por la supervivencia estaba destrozado y demente; muchos detractores llegaron a decir que había alimentado a sus hijos y a si mismo con la carne de los que iban muriendo de hambre.


Al menos eso eran lo que relataban los bardos en la popular canción “El Rey Canibal”, por la locura de los hijos de Garin, habían sido entregados a las llamas purificadoras en nombre de una miriada de hombres y ante la atenta mirada de miles de personas.

En cualquier caso, tras la recuperación de Freetown su nuevo gobernante decidió mantener en guardia a la ciudad que, a pesar de no ser ya independiente del reino, podía ser un atractivo escondite para rebeldes de toda catadura; y creó una amplia red de defensas en varios círculos que les permitiese avisar a la ciudad en caso de recibir un ataque días antes de que este llegase a la ciudad.

-Raüm, no parece que la cabaña esté destrozada, pero sin duda hace semanas que nadie vive aquí.

-Eso se debe a que con las nevadas, tener este puesto es inútil, cuesta demasiado mantener a la gente aquí con este frío y el avance por los caminos es tan lento que no supone ventaja alguna haber divisado a esta distancia un ejército.

-Parece que Freetown vive anclada en los demonios del pasado.

-Sí, bueno, digamos que la defensa de la ciudad se ha convertido en tradición, sus actuales dirigentes tienen grandes intereses comerciales y Freetown no ha sido atacada en decenas de años, es más de lo que se podría decir de muchas ciudades de esta zona, sin embargo sus ejércitos son escasos aunque bi3en entrenados y no dudes que un asalto sería bien rechazado.

-En verdad, Raüm, creo que es mejor que no tengamos compañía, de ese modo no tenemos que explicar nada a nadie. ¿Cuánto tardaremos en alcanzar nuestro próximo destino?

-¿Con el camino nevado? Un par de días, el terreno se vuelve muy pedregoso un poco más adelante y no hay posibilidad de obtener recursos allí, recuerdo, que hace unos años trataron de instalar aquí una cantera, pero los bandidos acabaron con muchos hombres y destrozaron el equipo que traían. En cualquier caso el tipo de piedra que se da en esta zona no es la mejor para nada, se desmenuza fácilmente y es caro tallarla sin estropearla. Me presentaron datos, pero eran extraordinariamente imaginativos, así que decliné la operación, pero conozco a un par de hombres que lo consideraron un riesgo aceptable, sin duda no conocían el terreno.

-¿Los conocías?

-Competidores, pugnaban por algunos negocios en los que yo estaba interesado, al final perdieron tanto que pude hacerme yo con los contratos.- Raüm mostró una gran sonrisa.

-Una gran victoria.

-Y sin armas, recuerda esto siempre, estudia bien la estrategia y las opciones y luego actúa en consecuencia, no te dejes envenenar por las buenas palabras y las prisas.

Pasaron la noche tranquilamente junto al fuego, habían encontrado un buen depósito de madera oculto en la ladera de la montaña donde a pesar de la nieve, se había mantenido seca.

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Una Daga en la Noche by Adrián García Maganto is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 3.0 España License.

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