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martes, 25 de noviembre de 2008

Día 4.- La tez de la muerte

Ethan trataba de desatarse lo más rápido posible pero desistió al ver abrirse la puerta, el enmascarado iba a matarle y ya no tenía escapatoria, su enorme y encorvada figura cubrió el hueco de la puerta completamente abierta, al verle soltó un pequeño gruñido y con su enorme mano se quitó el pañuelo que le cubría el rostro.

Su cara era horrible, estaba completamente desfigurado, sus labios metidos para dentro rodeaban una boca babeante llena de dientes negros y retorcidos, el cráneo parecía más ancho por un lado que por el otro, una oreja era grande y le colgaba un lóbulo rojizo mientras que la otra tenía solo un retazo del pabellón descarnado y pequeño; la nariz era pequeña pero aguileña, más ancha por arriba que por abajo, los dos ojillos, uno de iris amarillo y el otro marrón eran cada uno de un tamaño y uno estaba bastante más alto, los pómulos colgaban bajo las cuencas negruzcas de los ojos y era prácticamente calvo. Su piel estaba llena de bultos negruzcos. La barba era escasa y estaba cubierta de sangre.

Ethan le vio acercarse con el paso acelerado, se agachó poniendo su cara junto a la de él, le miró directamente a los ojos y le susurró algo, pero parecía tener la lengua de un tamaño descomunal y no se le entendía nada, el hombre comenzó a desatar a Ethan pero sus manos eran demasiado grandes para deshacer las ataduras.

Con su mano izquierda le agarró de las piernas y, de un terrible tirón arrancó el grillete que mantenía a Ethan sujeto a la pared, luego hizo lo mismo con el que le mantenía atadas las manos sintió que perdía el conocimiento por el intenso dolor y el brusco movimiento.

Al ponerle en pie el hombre sintió que le fallaban las piernas sentía calambres por todo el cuerpo. Aquel ser le mantenía sujeto, se sacó un cuchillo de cocina del cinturón, Ethan estaba completamente aterrorizado, pero encontró fuerzas para lanzar un cabezazo a la cara del hombre que no pudo esquivarlo y recibió el golpe en plena nariz que inmediatamente comenzó a sangrar, se llevó una mano a la cara con lo que Ethan quedó libre pero seguía atado, se tiró al suelo y tironeó de las piernas hasta que la cuerda, cedió fruto del terrible trato al que había sido tratada. Justo cuando iba a levantarse a pesar de seguir atado el hombre descargó un enorme puño en su espalda con lo que se derrumbó de bruces, Ethan giró sobre si mismo justo en el momento antes de que el hombre hincara su rodilla justo donde debía estar su pecho.

El mercenario lanzó una patada a la espalda del ser, pero este a penas la sintió. De nuevo le estaba mirando y sus ojos reflejaban furia, juntó sus dos manos haciendo un bloque y golpeó de arriba abajo, por suerte era demasiado lento e Ethan pudo esquivar de nuevo para levantarse de un salto, nunca sabría como lo había hecho pero estaba alcanzando la puerca cuando esta se cerró delante de él con un bramido brutal, el gruñido a su espalda le alertó para que se agachara justo a tiempo para sentir como un puño arrancaba barias tablas de la puerta, pero el hombre no se detuvo y golpeó hacia abajo con la otra mano.

Desde el suelo Ethan hizo presa de los pies de su adversario y con un giro de su cuerpo le hizo derrumbarse estrepitosamente. En un segundo de lucidez vio el cuchillo que había quedado clavado en el suelo y se lanzó por él, al hombretón parecía costarle levantarse pues tenía cortas piernas para su enorme tamaño, el guerrero se desató utilizando la sierra el cuchillo, el brazo izquierdo quedó colgando pero en el derecho sentía toda la fuerza de su cuerpo.

Esquivó de nuevo el envite del hombre y se situó a su espalda que parecía llena de cicatrices y con los huesos de la columna excesivamente marcados., con un geto clavó el cuchillo hasta el mango pero ni siquiera pareció sentirlo, al girarse Ethan perdió el cuchillo, que había quedado clavado y se lanzó a toda prisa hacia la puerta que había quedado encajada.

El hombre le rodeó con dos brazos de fuerza descomunal y empezó a presionarle el pecho, sentía que iban a salírsele las tripas por al boca, pero se defendió lanzando una patada a la entrepierna del ser que por un segundo se quedó sin respiración y lanzó un grito de dolor.

El guerrero alcanzó las cajas sin mirar el cuerpo cubierto de ratas y levantó una justo a tiempo de descargarla en la frente del hombre que quedó tendido boca arriba con cara de sorpresa aunque seguía vivo, el impacto contra el suelo había hecho que el cuchillo se clavase hasta sobresalir la punta por el pecho, de nuevo Ethan tomó una caja y la descargó contra la cabeza, la caja se hizo astillas, la sangre manaba de la cabeza abierta pero los ojos aún parpadeaban.

El mercenario se lanzó hacia la puerta con todo el peso de su cuerpo y esta estalló, perdió el equilibrio y calló por las escaleras donde perdió el conocimiento.


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Una Daga en la Noche by Adrián García Maganto is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 3.0 España License.

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