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jueves, 27 de noviembre de 2008

Día (-21).-El ataque final


La orden de marchar fue fulminante para su ánimo, Ethan no se sentía capaz de caminar ni un paso más aquel día habían cubierto varias millas al trote, trataban de alcanzar la retaguardia del enemigo antes del anochecer, el ataque por el frente estaba siendo realmente encarnizado, pero no había grandes opciones de avance, si hacían retroceder al enemigo este se encontraría con el Monte Cruno, si lograban arrastrar a sus atacantes hasta allí el ejército de Corland y Orgoras tendría una ventaja estratégica importante al situarse en alto, por eso Ser Fraugald-a-Karath había mandado a la Legión del Cielo, a la que Ethan pertenecía, rodear al enemigo esa misma mañana.

En verdad ninguno esperaba tener que dar tanto rodeo, pero los corlandos tenían exploradores por todas partes. Y los arqueros órgori defendían el único paso de montaña por lo que también habían tenido que esquivarlos por la cara norte de la montaña.

El consiguiente retraso les obligó a apretar el paso, más de uno se había quedado en el camino, aquellos no volverían a ver la luz del sol si el General Arkadi 'Blueface' (Capitán de la Legión del Cielo desde su creación cuarenta años atrás) les encontraba, era un tipo duro de rostro cuadrado, rala barba y ojos pequeños, su frente y ojos estaban surcados de arrugas, un tatuaje ritual azul le cubría media cara, y una cicatriz doble, en cruz, con marcas de haber sido cosida, le cubría la otra mejilla, siempre iba armado con un par de hachas, jamás utilizaba escudo ni yelmo, pero si una brillante armadura esmaltada en un tiempo lejano de un azul que ya casi había desaparecido por completo.

Junto a 'Blueface' a la cabeza, iba su hijo, cuarenta años más joven, grande como un toro, caminando a grandes zancadas, su larga barba, teñida de azul en honor a su padre y un cuerno al cinto; Argarum era su nombre y portaba como arma predilecta una enorme hacha de doble filo, casi cuadrada.

No habían descansado ni para comer, pero ya estaban cerca de su objetivo cuando, de repente una flecha apareció de entre las hojas de un roble enorme, el disparo fue tan certero que, a pesar de impactar en la frente al desdichado, la punta le sobresalía por el cuello. Ethan como tantos otros sacó su arco y preparó una flecha, pero no sabiendo dónde disparar tres flechas más acabaron con otros tantos mercenarios, uno de ellos justo a su lado por lo que se agachó y cubrió con un escudo, muchos de los mercenarios se dispersaron para tratar de evitar la mortífera puntería de aquellos arqueros.

Cuando se quiso dar cuenta cinco mercenarios trataban de escalar el tronco lo que acabó con dos de ellos muertos, y otros dos heridos, pero el último de ellos, Argarum, saltó de una rama hasta la siguiente hasta que atrapó a uno de los arqueros; era terriblemente rápido y ágil pese a su tamaño y su fuerza. Las ramas estaban demasiado juntas para utilizar el hacha por lo que el enorme mercenario se lanzó sobre el desdichado arquero rompiendo la rama que le sostenía a su paso y haciéndoles caer a ambos al suelo de una altura de unos tres metros con la que el arquero de complexión delgada y frágil se partió el cuello.

Más flechas cayeron pero esta vez fueron menos efectivas e Ethan pudo ver de dónde venían, tiró de la flecha hacia atrás y con un silbido impactó al arquero que perdió el equilibrio por el impacto a pesar de que su armadura no se vio atravesada por la afilada flecha.

El tercero de los arqueros escapó saltando por las ramas mientras los mercenarios que habían despedazado al arquero se peleaban por el botín.

-Esa no es una armadura normal.- Oyó decir a un mercenario enjuto y con el pelo cano.

-Son Vanalit...- Arkdi escupió sobre el cuerpo de uno y luego hizo un gesto con la mano.- No esperaba encontrármelos de nuevo. Recoged todo lo que haya y cargadlo, luego seguidnos.- Dijo a un par de mercenarios.




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Una Daga en la Noche by Adrián García Maganto is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 3.0 España License.

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