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domingo, 5 de abril de 2009

Día 32.- Una buena mano

Nunca había dedicado demasiado tiempo a los juegos de azar a pesar de que muchos de los nobles de Krom gustaban de jugar a las cartas, obviamente sabía jugar a varios juegos pues era casi una obligación conocer ciertas cosas cuando uno trataba de cerrar negocios, además no ser especialmente bueno ayudaba a cerrar negocios con cierta gente.

Al principio no le sonaba el juego que le proponía, un juego llamado “El Yana”, pero pronto se dio cuenta de que era prácticamente igual que aquel que en Krom se conocía como “Las Nueve Damas”, con un par de cambios, que en definitiva dejaban a las Nueve Damas en Siete Reinas, pero el mecanismo era el mismo.

La apuesta inicial era de media moneda de plata, en verdad jugaban tranquilos, cada mano duraba bastante tiempo y dedicaban más tiempo a charlar que a jugar.

Cada jugador recibía una mano de cinco cartas y luego por turnos descubrían una para robar dos más del montón hasta llegar a tener diez en la mano y cinco sobre la mesa, luego jugaban las cartas de su mano para ganar al resto y sumar los puntos a los de las cinco cartas de la mesa, ganaba el que terminase con más puntos sobre la mesa, teniendo en cuenta una docena de reglas para cambiar cartas de la mano o la mesa por cartas ocultas a cambio de dinero.

Ethan estaba siendo bastante cauto con su dinero, a pesar de lo cual había perdido ya seis monedas de plata y contaba con una mano realmente espantosa, consideró que solo estaba dispuesto a perder más de una moneda de plata más, por lo que se plantó en aquella espantosa mano para esperar una baza mejor en la que jugar su plata. El juego le recordaba a sus tiempos de noble, pero descubrió que no los echaba de menos, siempre había tenido que disimular que le gustaba, pero en verdad ahora se estaba divirtiendo más que ninguna otra vez.

La mano acabó en victoria de Deaboul que parecía hasta entonces algo compungido tras haber perdido ya una moneda de oro y tres y media de plata, aquella mano le había dejado el negativo casi a cero pues tanto Durab como Jurdab le habían acompañado bastante bien tratando de atosigarle para que cometiera un error.

-Esta es mi última mano caballeros.- Anunció Ethan.

-Una lástima.-Le interpeló Durab.

-No me queda mucho en la bolsa, amigos.

Ethan tomó sus cartas, no estaban mal, pensó que haría un buen jugador, dejó algunos puntos sobre la mesa para no perderlos en el juego, pero pronto se dio cuenta de que la suerte estaba cambiando tenía una reina, lo cual era bueno pero normal, pues se la baraja tenía seis más el arlequín que valía como dos, pero en su segunda mano recibió un lord y otra reina y la cuarta de las manos le dejó con la mesa bastante cargada y con dos reinas y el arlequín en las manos. Casi sin saber como actuar Ethan soltó un lord en la mesa y dobló la apuesta, sabía que tenía una mano muy buena y los puntos de la mesa le favorecían claramente, sin embargo Durab y Harol subieron la apuesta y compraron dos cartas ocultas cada uno, eso dejaba a Ethan en desventaja si aquellas cartas ocultas sumaban más de diez, pero el descarte fue muy bueno y dos lores más se unieron a sus reinas. Durab y Harol descubrieron su farol pues a pesar de tener muchos puntos en la mesa, confiaban en atemorizar a Ethan y sus cartas no eran tan buenas como cabría esperar de esas apuestas.

Ethan hizo el recuento, eran tres monedas de plata y dos de oro, mucho más de lo que esperaba.

-Una buena mano maese Ethan, es costumbre en freetown que el que gana invite.- Todos rieron como si fuese un chiste de lo más gracioso lo dicho por Jurdab.

-Por otro lado, maese Ethan, no solo nos interesa el juego, como comprenderá, nuestras familias han de vivir de algo.- Cortó amablemente Harol.- En realidad nos gusta más jugar en otro tipo de apuestas, me explico, mis tres amigos y yo hemos hecho una interesante alianza para un proyecto mercantil.

-¿Y bien?

-Negocios, vamos a importar buen acero kandisio y piel del Akass, y necesitaríamos un hombre fuerte e intrépido que controlase nuestros intereses durante el largo camino.- Durab se inclinó sobre la mesa y bajó el tono de voz.- Es una situación complicada la que existe entre Var-Kandik del Norte y del Var-Kandik del Sur, la guerra no pasa por su mejor momento.

-Algunos dirían que es contrabando.

-Por eso necesitamos que nos represente un buen guerrero, hemos visto como se mueve, le hemos estado observando.- Esta vez era Deaboul el que hablaba.- Si me lo permite, se me dan mejor las personas que los negocios.

-Lo siento mucho pero ya tengo una obligación en estos momentos, me debo a mi señor.

-Podríamos doblar su sueldo.

-¿Así, sin conocerme?

Durab sonrió y luego se lanzó rotundamente mientras se repantigaba en la silla.

-Sí, sabemos que trabajas para un mercader, hijo, está metiendo las narices donde no debe, se la está jugando, casi me atrevería a decir que su negocio es más arriesgado que el nuestro y, sin duda, mucho menos rentable.

-Me arriesgaré, pero muchas gracias por vuestra preocupación.-Ethan se levantó sin esperar replica, dejando dos monedas de plata sobre la barra.

-Señor Edhamson,- casi gritó Harol- sentiríamos mucho que nos rechazara sin conocer más sobre el proyecto, por que no nos vemos esta tarde aquí mismo, contrataremos un reservado y el señor Deaboul le explicará más a fondo.

Ethan abandonó la posada sin mirar atrás.


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Una Daga en la Noche by Adrián García Maganto is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 3.0 España License.

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