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domingo, 12 de abril de 2009

Día 32.- La esperanza

Ethan recorrió las calles de Freetown caminando por el mercado y visitando alguna que otra posada en busca de Raüm, pero no dio con él, sentía que le observaban, como si alguien estuviese siguiéndole, pero a pesar de eso, no pudo ver a nadie que pudiera reconocer, y la mejora del clima había sacado a mucha gente a la calle aquel día.

Se encontró pensando en la propuesta que le habían hecho, no la había considerado ni por un momento, no es que la preocupase especialmente que aquella gente negociara con Var-Kandik del Sur, si no eran ellos, algún otro lo haría y los precios parecían ser más competitivos de este modo, por lo que eran acuerdos muy ventajosos. El problema es lo que le habían estado diciendo aquellos hombres sobre Raüm, sin duda era consciente de que el mercader se había metido en un negocio complicado y, en ningún momento se le había pasado pro la cabeza ponerse en su contra, suficiente tenía Raüm con haber tenido que negociar de aquella manera, basándose en fórmulas mercantiles complejas, para que encima él pusiese pegas.

Sabía cual era el local en el que Raüm había conseguido el préstamo y se le había pasado pro la cabeza ir a hacerle una visita a sus benefactores, pero lo había reconsiderado, habida cuenta de que exigían acompañarles como parte del préstamo.

La verdad es que Ethan no sabía muy bien lo que hacer, necesitaba encontrar al mercader, saber cuándo iban a partir, pero, por otro lado, lo que realmente deseaba era encontrarse con Briane. A sabiendas de que no sabía dónde buscar y que llevaba horas caminando, tomó la decisión de esperar en la posada, quizá aquellos hombres se hubieran marchado ya.

Enfiló el camino de vuelta y echó a andar, se acercaba la hora de comer, por lo que había mucha menos gente ahora que cuando había salido de la posada. Seguía sintiendo un pinchazo en la nuca, sabía que algo estaba pasando a su espalda, tenía la certeza de que le estaban siguiendo, pero no podía demostrárselo a si mismo.

Cuando llegaba a la posada le abordó el juglar.

-Buenos días maese Ethan.

-Buenos días Yal, no habrás visto a Raüm, ando buscándole, se suponía que debíamos partir esta mañana.

-Pues sí, Raüm me habló esta mañana, me dijo que si le veía le comentase que os reuniríais esta tarde, después de comer, en la posada que tenía que cerrar unos temas, pero como no nos hemos visto...- La sonrisa del juglar parecía sincera pero los ojos decían mucho más.

-Claro, esta mañana he bajado, pero andabas desplumando a unos campesinos y no he querido molestar.

-Vaya, pues yo no le he visto, y he pensado que quizá maese Raüm se lo hubiera dicho al posadero y qué, sin duda, él os lo diría. Por otro lado, comprendo que usted estuviese cansado, Briane es una muchacha muy especial y sin duda se quedó usted con ella, un buen rato, supongo que se han acostado tarde.

Ethan lanzó una furibunda mirada a Yal, pero este respondió sonriendo lo que enfureció aún más al guardaespaldas que tomó al juglar por el cuello de la camisa levantándole un palmo del suelo.

-Briane no es una ramera, me quedé a hablar con ella, sí, pero eso es todo.

-No he dicho tal cosa, es una buena amiga mía, y la aprecio. Ahora bien, no me parece bien que me trate usted así cuando seremos compañeros de viaje, Raüm ha aceptado mi propuesta, viajaré con ustedes, tengo que moverme al norte antes de que vuelvan las nieves, si es que vuelven.

Ethan bajó a Yal, el mango de una daga asomaba de su cinto, pero no recordaba haberla visto antes allí, sin duda era rápido, a pesar de todo, quizá no sería mala compañía.

Se sentó a comer solo, aunque el comedor estaba repleto, no había rastro del mercader ni de la camarera. Tuvo que esperar durante un par de horas, rechazando propuestas de partidas de dados y cartas y escuchando la voz de Yal recitando versos para la parroquia, pero al fin Raüm llegó, acompañado de un hombre fuerte, quizás algo bajo, quizá demasiado curtido, su enjuto rostro tenía la marca de demasiados inviernos aunque, sin duda, se mantenía en forma, por su ropa debía ser un guardabosques o algo por el estilo.

-Ethan, este es Framar, nos acompañará en el camino.

-Bienvenido Framar, pude dejarnos un segundo, he de hablar con Raüm, a solas.

Cuando Framar se hubo alejado Ethan negó con la cabeza.

-¿Qué te parece?

-Un juglar y ahora esto, este hombre ha cumplido ya demasiados años.

-Veo que Yal te ha puesto al día. Mira Ethan, se que no te gusta ese hombre y que Framar es menos ayudad e la que necesitamos pero, no hay otra cosa, aunque solo hicieran bulto, en todo Freetown no encontrarás nadie más, ni mejor ni peor.

Ethan relató a Raüm la propuesta que había recibido de aquellos comerciantes por la mañana, el mercader sonrió, pero no pareció estar sorprendido. Él había estado recabando información, mientras buscaba compañeros para la aventura, le habían referido varias cosas, sabía que aquel negocio sería defendido por su padrino, pero por nadie más, y se sentía afortunado de contar con esos dos hombres.

Cenaron en la posada horas más tarde pero Briane seguía sin aparecer.



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Una Daga en la Noche by Adrián García Maganto is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 3.0 España License.

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