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martes, 10 de marzo de 2009

Día 31.- Nuevos encuentros

Ethan no quiso contar a Raüm de primeras lo que había descubierto, pero una vez le había dado un par de vueltas decidió decírselo, no deseaba perder el tiempo en una búsqueda infructuosa, en vez de eso comenzaron a preparar el viaje y, sin duda Jur no dejaría que hubiese problemas, al menos durante la primera parte del viaje, por lo que decidieron dejarse llevar hasta Treefield acompañados de aquel séquito al que no confiarían nada de haber tenido elección.

Comieron tranquilamente en la posada mientras un juglar, de morena piel y voz suave, acompañaba tocando con dulzura una pequeña lira, como no había muchos comensales a aquellas horas, se dejaba aconsejar por las ensimismadas camareras, que sin excepción pedían versos de amor. A pesar de ser un tipo no especialmente bien parecido, sí tenía un no se qué que, acompañado por el liviano tañido de la lira y la dulzura de su voz hacía que cualquier mujer sintiese una gran empatía.

Entre las muchachas que le observaban, parecía haber una a la que dedicaba mayor atención, por los ojos de Raüm, no parecía concordar con sus gustos, más parecidos a los del juglar, pues la joven camarera tenía un bonito cuerpo, bien torneado, su pelo rojizo aparecía suelto en briosos bucles; tenía los ojos azules, tirando a gris, y unos suaves labios que, al sonreír, asemejaban el pico de un pato. Les había estado sirviendo la comida y Ethan se había perdido en el enjambre de pecas que decoraban su delicada nariz.

Cuando hubieron terminado de comer, el juglar se encontraba haciendo un receso e Ethan decidió invitarle a tomar una cerveza con ellos, la pelirroja camarera les obsequió con una dulce sonrisa mientras recogía los platos, Ethan no pudo dejar de reparar en el mínimo escote y creyó sonrojarse cuando se dio cuenta de que la muchacha le miraba con cara divertida esperando la orden.

-Tres jarras de cerveza.-Se adelantó Raüm.- Y un poco de queso para acompañar.- Luego dirigiéndose al juglar sentado a su lado dijo:- Permítame que me presente, mi nombre es Raüm, soy mercader.

-Encantado, yo me llamo Yal, aunque todos me llaman “El Dulce”, podría decirse que soy de Kerin, al norte, aunque en realidad mis padres eran Akass, por eso mi piel morena y sin duda esta nariz aguileña también la aportan las Duras Tierras.- Ethan se dio cuenta de que, el principal valor de aquel hombre era su alegre sonrisa y su desgarbada forma de hablar.

-Yal no es un nombre Akass, tus padres debían estar muy influidos por la cultura Kandina.- Apuntó Ethan.

-En realidad, mi nombre es Yahal al Fajín, pero Yal “El Dulce” es más de aquí y, al fin y al cabo, he viajado pocas veces hacia el Desierto, me gustan más la nieve y los prados.- Rió afablemente.- ¿Y usted?, creo que no me ha dicho su nombre, casi lo juraría.

-Me llamo Ethan Edhamson, y soy de Krom.

-Bonita ciudad, además, no, no puede ser ¿no será usted Ethan-A-Krom, señor de Krom?

Ethan casi se atragantó al oírlo, pero luego disimuló con una sonora carcajada.

-¿Yo?, ¿señor de Krom?, no estaría mal en verdad. No, a aquel hombre lo depusieron gracias a Junto...

-Creo haber escuchado que era un gran líder y un buen hombre que no merecía el llamarlo “señor”, aunque lo fuese, ¿no se si me entiende?

-Sí, supongo, en realidad supongo que era bueno, para aquellos que fueran con su forma de pensar, en realidad solo soy un mercenario que una vez estuvo a punto de alcanzar el título de caballero. Aunque cometí el error de acostarme con quién no debía.

-Eso no me lo habías contado, Ethan.

-Son tonterías Raüm, además es una época olvidada.- La camarera se acercó con las tres jarras de cerveza.-Por otro lado la muchacha no estaba a la altura de nuestra hermosa camarera...- Añadió haciéndola un guiño, a lo que ella respondió con una preciosa sonrisa que embelesó hasta a Raüm, a pesar de no sentirse habitualmente atraído por las jóvenes de broncíneos cabellos.

La muchacha se marchaba cuando Yal la tomó por el brazo y ella se agachó para escuchar lo que le susurraba el Juglar y con cara sonriente asintió y se marchó a la barra dónde el posadero limpiaba con entusiasmo una jarra.

-Es una muchacha muy bonita.- Dijo Yal.

-Sí, desde luego.-Replicó Raüm, pero Ethan no dijo nada, entre otras cosas, porque, desde dónde estaba no podía ver si la joven se acercaba.

-Creo que ya nos traen el queso.- Anunció el juglar y Ethan creyó sentir el aroma de la joven que para regocijo de Yal tomó asiento a su lado.

-Briane, cariño, estos son Raüm “El Mercader Leal” y Ethan, hijo de Edham, “El Glorioso”.- Dijo el juglar con voz divertida.

-¿Y yo?, ¿No tengo título?

-Por supuesto,- dijo poniéndose en pie con un ademán descarado y haciendo como que tocaba una corneta, imitando el sonido con los labios,- señores, ante ustedes la más hermosa entre las mujeres que han pisado esta posada, la grandiosa Briana “La Bella”.

Briane aplaudió y rió, aunque un suave tono rojizo había acudido a sus mejillas.

-Podría hacer una oda de este cónclave, aunque, sin duda yo habría de ser parte, no podría dejar a una mujer tan bella en manos de estosrufianes.

Todos rieron la broma, sin duda Yal tenía un ingenio rápido y una alegría contagiosa.

-Te reto a proponernos esa oda, demuéstranos tus dotes.- Le dijo Ethan.

-Siento que no se me de bien el verso rápido, pero podría paladear una prosa vulgar, ¿si no os molesta?

-Sí, por favor.- Rió la joven.



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Una Daga en la Noche by Adrián García Maganto is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 3.0 España License.

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