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domingo, 29 de marzo de 2009

Día 31.- Cuentos a Briane II

-Conque soy una bruja ¿eh?- dijo Briane con un precioso gesto de dignidad dolida.

Todos rieron con sorna ante la cara de estupor de Yal, pronto él mismo se sumó las risas y brindó por si y por su credulidad redomada, a lo que Ethan respondió levantando la jarra y dando un largo trago de cerveza.

-No creo que yo pudiese daros mejor cuento que maese Yal, miladi Briane, por lo que no lo haré, sin embargo he de decir que yo os veo como una guerrera, en polainas para montar a caballo y con una liviana aunque larga espada a la espalda.

-¿No os burláis? Siempre he deseado ser una amazona enfrentarme a dragones y bárbaros y que mi nombre forme parte de alguna canción.

-Yo podría escribiros una.- Terció Yal.

-Claro, que podrías, pero sería con maese Raüm y conmigo con los que podría vivirla.- Los ojos de la joven se iluminaron

-¿De verdad me llevaríais con vos caballero Ethan?

-Cabalero, no es más que un guardaespaldas Briane.- Dijo Yal tras soltar una carcajada corta y seca.

-Briane, me temo que maese Yal tiene razón, no soy caballero, aunque lo fui, fui escudero y mercenario, y también guardaespaldas maese Yal y yo tenemos algo en común seguro que ambos hemos enfrentado cientos de millas, pero mientras él sobrevivía con su lengua suave, yo me mantenía en pie a base de arco y espada.

Btiane parecía entusiasmada, incluso se ofreció a acompañarlos a partir con ellos, sin que la hubiesen de pagar, ella cocinaría para ellos si hacía falta Ethan le enseñaría a luchar y conocería tierras lejanas, fantaseaba mirando al guerrero con ojos soñadores, pero de repente se vino abajo.

-¿Qué os sucede?- Preguntó Ethan.

-Solo es que no puedo, no puedo dejar a mi madre sola, mi padre ya se fue, tiempo atrás, partió a una guerra, al sur, realmente no era más que un campesino, pero vio su oportunidad de salir de esta ciudad. Nunca regresó, al principio mi madre le esperaba, luego no pudo más, con él se fueron los derechos sobre las tierras y mis hermanas y yo nos vimos obligadas a trabajar.

-Vaya, es una triste historia.- Dijo Raüm.

-Por lo menos yo tuve suerte, mis hermanas... Gunjor no es como decía Yal, por supuesto, siempre nos ha cuidado a mi madre y a mi, jamás intentó ponerme la mano encima.

-Disculpadme Briane, era solo un recurso literario.

-No pasa nada, llevo años trabajando en la posada, mi madre ya es demasiado mayor para ayudar, antes hacía las habitaciones, pero ya no puede...- La voz de Briane se fue apagando hasta que fue inaudible, aún estando triste, tenía el rostro más hermoso que Ethan hubiese visto en su vida.



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Una Daga en la Noche by Adrián García Maganto is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 3.0 España License.

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