En mi mesilla: "La Rueda del Tiempo VIII, El Yermo de Aiel" Robert Jordan
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lunes, 26 de enero de 2009

Días 27 y 28.- Lo peor de la enfermedad

La noche empezó bien, Ethan parecía encontrarse mucho mejor tras haber comido, pero tras unas horas de sueño, Raüm se despertó con la fuerte tos del Mercenario, este estaba sentado sobre la tabla que les servía de cama y trataba de taparse la cara mientras se sujetaba la cabeza. Tenían algo de agua que habían calentado por la noche, pero ya estaba fría, así que no ayudaba a acallar la tos.

Tras más de una hora sin parar Raüm consiguió que Ethan volviese a tumbarse, estaba ardiendo, pero Raüm cedió al cansancio y se quedó dormido lo que le parecieron escasos minutos a pesar de haber pasado horas. Ethan gritaba de forma incoherente, estaba delirando y, a pesar de los esfuerzos del mercader, Ethan seguía dormido retorciéndose en la cama y gritando en sueños. Raüm tomó una de sus camisetas y la mojó en la nieve para ponérsela en la frente a Ethan que empezó a tiritar de inmediato retorciéndose como un niño enfermo.

Con la primera luz de la mañana Raüm observó que la boca de Ethan estaba cubierta de calenturas y unas ojeras negras cubrían las cuencas hundidas de sus ojos, a pesar de los esfuerzos de Raüm, Ethan no se despertó y seguía debatiéndose y gritando.

El granjero entró alarmado por el ruido.

-Está muy enfermo.- Dijo Raüm.- Debemos encontrar a un sanador y rápido.

-Pero no existe tal posibilidad en estas tierras, debéis marchar a Freetown, allí podréis encontrar lo que necesitéis pero aquí no podemos hacer nada por él.

-Deben dejarle quedarse en su casa, junto al fuego, no aguantará una jornada de camino entre la nieve, cuando menos las dos que nos quedarían si tuviese que cargar con él.

-Pero nosotros no podemos, casi no tenemos alimentos...

-Yo les traeré un carro de cereal de la ciudad y les pagaré por las molestias, pero por favor, quédense con él un par de días, tiempo que pueda utilizar yo para traer un curandero o un sanador o lo que sea.

El granjero lo habló largo y tendido con su esposa y finalmente cedieron a cambio de una cantidad de dinero que triplicaba el coste de la mejor posada de la ciudad, sin embargo Raüm no tenía elección y de cualquier forma tenía una deuda con Ethan por una cantidad mayor, por el dinero que le había devuelto, a pesar de ser suyo.

Raüm partió en seguida, por suerte el clima estaba tranquilo y brillaba un sol cálido entre las nubes, lo que hacía que mientras no se apartase de este no sentía un frío tan intenso.

Al llegar a la caseta de los guardias, a medio día de Freetown, empezaba a oscurecer, estos le preguntaron cual era el motivo de tanta prisa, pero una moneda de plata le abrió las puertas de inmediato e incluso le consiguió una escolta y un caballo descansado.

El mercader pasó la noche en Freetown en una pequeña posada a las afueras donde un anciano posadero le consiguió en seguida a un sanador dispuesto a acompañarle, por un módico precio.

Al anochecer del día siguiente Raüm volvía con su caballo y otro más alquilado para el sanador a la granja.

Ethan se encontraba cada vez peor, le dijeron que no había despertado en todo el día y que incluso había vomitado la comida que habían tratado de darle, tenía la cara de un amarillo macilento y los ojos cada vez más hundidos, a pesar de que a veces los abría en muescas de terror, no daba señales de verlos.

El sanador en seguida pidió agua caliente y echó en ella unas hojas afiladas de un verde brillante, luego hirvió también unas hojas marrones secas, parecidas al tabaco y pidió a Raüm que le trajera un puñado de nieve, con la nieve enfrió el agua de las hojas secas y, mientras le daba de beber el te mezclado con leche, le daba friegas por el cuerpo semi-desnudo y cubierto de cicatrices.

Pasaron así más de tres horas, pero después de secarle y arroparle con mantas, junto al fuego como estaba, Ethan parecía dormir tranquilo y algo de color había vuelto a su rostro.


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viernes, 23 de enero de 2009

Genialidad y estupidez

Como os habréis podido dar cuenta esta semana he estado muy muy escueto, vamos que no he hecho nada, en realidad sí, aunque no lo parezca, pero es que con el nuevo trabajo tengo algo menos de tiempo, así que escalonaré un poco más los capítulos.

Pero para que os entretengáis os invito a compartir cuales son los libros que más os han gustado y más aborrecéis, cuando digo libros, abro también el capítulo a escritores y/o sagas.


Empezaré por favoritos:

1.-"La Sombra del Viento" de Carlos Ruíz Zafón, para mi la más merecedora obra de arte de mis estanterías, pura y llanamente una maravilla en estado puro, a pesar de lo cual, "El Juego del Ángel" peca un poco de fantasía excesiva desmereciendo el valor de la primera aunque por poco.

2.-"El Hobbit" y "El Señor de los Anillos" de J.R.R. Tolkien, a quienes debo muchísimo, aunque se hayan visto desplazados del primer puesto, es por milésimas. Para mi gusto las descripciones son merecidas una a una y no sobra ni falta nada, una obra completa.

3.- Las novelas de El Mundodisco, de Terry Pratchett, simplemente magníficas, ironía e inteligencia imposibles en descripciones fabulosamente desarrolladas, cada gesto tiene una consecuencia, nada sobra y nada falta.

4.-"Juego de Tronos" de George R.R. Martin, una trama imposible de predecir y una narrativa que te atrapa y te consume el alma hasta sentirte parte del libro. Maravilloso.


Para acabar destrozando algún horror de papel:

1.-"Marianela" Benito Pérez Galdós, terriblemente realista y completamente fuera de lugar más que pena por los personajes siento repugnancia por la mente enferma del escritor. Preferiría no haberla leído nunca.

2.-"La celestina" Fernando de Rojas, una obra de terrible aburrimiento comprimido en cientos de páginas llenas de soliloquios prescindibles, densa y ñoña, desde luego no merece el bombo y platillo que se le da en las clases de Lengua y Literatura.



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domingo, 18 de enero de 2009

Día 26.- La noche en la granja

Pudieron andar poco más, la tos de Ethan era cada vez más intensa y parecía no tener fuerzas para mantenerse en la montura; por suerte, pudieron encontrar una cabaña de la que salía humo por la chimenea, estaba rodeado de campos cubiertos de nieve, por lo blando del terreno, debían ser campos de labranza.

Cuando alcanzaron la casa Ethan tiritaba con fuerza y estaba completamente blanco. Raüm llamó dos veces, sin obtener respuesta, tras un momento de espera volvió a intentarlo, de pronto creyó ver fugazmente una cara en una ventana.

-Por favor, necesitamos pasar la noche, mi amigo está enfermo.

No obtuvo contestación, volvió a llamar.

-Tenemos dinero, podemos pagarle una cama.

La puerta se abrió un poco y por el resquicio asomó una cara fina y afilada con nariz aguileña y un robusto bigote más gris que marrón.

-Gracias al cielo, mire, hay mucha distancia hasta la próxima posada y mi amigo no puede dormir al raso con esta lluvia y el frío... Hemos pensado que quizá usted tenga un hueco junto a su hogar.

-Somos gente humilde, mi señor, no nos sobra el espacio, y menos aún las camas.

-Le pagaré bien, solo será esta noche. Por favor, hace horas que mi amigo no deja de toser y casi no puede tenerse en pie.

-Mi señor, en estos tiempos es peligroso tener a un guerrero bajo tu techo, pero puedo ofrecerles un sitio en el pajar, aunque he de advertirles que hay allí alguna gallina y una vaca.

-No se preocupe, nos apañaremos.

-En cuanto al dinero...

-Le pagaré una moneda...

-De plata, una moneda de plata será suficiente.- Ante la mirada de incredulidad de Raüm el hombre continuó.- O si no también pueden dormir a la intemperie.

Raüm le miró con rabia contenida.

-Bien, aquí tiene, pero en el precio deberá poner la cena y el desayuno, así como algo de comida para el viaje.

El hombre estrechó la mano del mercader y asintió. Raüm ayudó a Ethan a bajar del caballo, luego los ató donde pudo dentro de la cuadra-granero. Vio que los víveres de la familia empezaban a escasear y que aunque la vaca aún podría dar leche, poco iba a durar pues seguramente sería el alimento de la familia en las semanas venideras.

La familia estaba compuesta por el granjero y su mujer y dos jóvenes varones de idéntico aspecto, uno de los cuales hablaba sin parar casi incoherentemente mientras el otro comía en silencio la sopa de alubias y cebolla. Para acompañar al primer plato, tenían pan bazo y cerveza aguada templada.

Poco a poco, la comida trajo el color de vuelta a la cara de Ethan que incluso consiguió cortar la conversación del niño y les entretuvo con una pequeña historia de caballerías. Tras la cena, la mujer les ofreció varias mantas y les ayudó a hacer un camastro con paja en el granero, con lo que pasaron una buena noche.


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jueves, 15 de enero de 2009

Días 25 y 26.-La enfermedad

Hacía días que no salía el sol, quizá por eso Raüm estaba de mejor humor. Había comenzado a hablar sobre sus negocios y por qué viajaba hasta tan lejos, en realidad no le hacía falta, hacía bastante tiempo que sus mercancías podían ser distribuidas por su gente, sin embargo le gustaba mantenerse en activo, su mujer era buena con las cuentas, pro lo que no necesitaba estar todo el tiempo al tanto de ellas. Él prefería el trato personal, los primeros años tras haberse establecido, había tenido que dejar de viajar y eso le había hecho perder mucho interés y bastante dinero, por eso comenzó a viajar de nuevo, y el negocio iba mucho mejor así, con su mujer controlándolo y él distribuyendo alguna mercancía y manteniendo las relaciones. Sus principales clientes lo agradecían, además Raüm siempre solía montar algún puesto en las ciudades para conocer mejor los intereses de la gente y saber dónde tenía que invertir.

Ethan, que había tenido bastantes tratos comerciales en otra época, pero que no podía decírselo a Raüm, mantenía una conversación distante, asentía aquí y allá, pero procuraba no dar su opinión si no se la pedían.

La nieve era muy alta en aquella parte del camino, pero el sol de aquel día la estaba empezando a deshacer, y a medio día el camino parecía mucho más despejado. Por otro lado, seguían sin encontrar gente en el camino lo cual no era de extrañar debido a las dificultades de caminar por un sendero cubierto de nieve.

Raüm ofreció pararse a comer y Ethan aceptó sin más, sabía que estaban empezando a quedarse sin comida y que Raüm ya habría de pagarle más de lo que le quedaba. Se sentía tentado de tomar el dinero y abandonar al mercader a su suerte, ya se estaba cansando de caminar y, con el dinero que le debía podría pasar unas semanas tranquilamente en alguna posada de mala muerte. Por otro lado, la verdad es que aquella idea era fruto del cansancio.

Ethan no había vuelto a dormir suficiente desde que salieron de Farmhill; Raüm no podía cumplir con sus turnos de guardia, no estaba acostumbrado y cuando lo había intentado o bien habían perdido horas de camino o Ethan se lo había encontrado dormido por la mañana al despertarse con el sol. No, tenía que hacerse cargo él, siempre le decía al mercader que harían cuatro turnos, dos cada uno, salteados, pero Ethan siempre hacía tres. Raüm no se quejaba, aunque le miraba con cara triste por las mañanas.

El mercenario estaba empezando a sentirse realmente cansado, la comida le sabía rara aquel día y empezó a notar una carga en los hombros al poco de volver a montar, poco a poco sentía como si un peso cada vez mayor le apretase del cuello hacia la grupa del caballo. Empezó a tiritar en cuanto el sol se ocultó y un sudor helado le cubría la cara, tosía sin parar y a duras penas podía mantenerse sobre su montura cuando menos aún dirigirla. Raüm tomó las riendas y guió al animal durante un rato más.

-¿Te encuentras bien Ethan?

-Sí, sigamos, no podemos parar aún.

-¿Estás seguro de que quieres continuar?

-Yo te diré si no puedo más.

-Pero, deberíamos preparar un refugio, no hay dónde parar en varias millas.

-Entonces seguiremos el camino toda la noche... -Ethan empezó a toser varias veces y casi cae del caballo, de no ser por Raüm que se colocó a su lado y le mantuvo erguido.- Gracias pero, estoy bien.

-No es cierto, deberíamos descansar.

-Seguiremos.

-En ese caso, al menos dejame que te eche esta manta por encima, la noche va a ser muy fría.

Ethan no se resistió, tomó la manta y se arrebujó tiritando visiblemente, para no quedarse fríos Raüm decidió que no pararían, en vez de eso, para mantener caliente a Ethan encendió una linterna de aceite que desprendería algo de calor y se la colocó en frente, atándola con cuidado para que no cayese al suelo, la cara de Ethan estaba bastante blanquecina lo que contrastaba con unas negras ojeras bajo los ojos.

Raüm pasó toda la noche despierto guiando a los dos caballos, mientras Ethan había caído profundamente dormido y si no caía de su montura era porque el mercader estaba a su lado para sujetarle. Raüm estaba helado, tiritando ostensiblemente también puesto que a media noche había echado otra manta sobre Ethan y él solo se había cubierto con su abrigo y una capa no excesivamente gruesa.

La mañana se despertó también soleada, pero unas nubes negras se acercaban amenazando tormenta. A medio día Raüm despertó a Ethan que soltó un quejido, luego le ayudó a apearse y preparó una hoguera con algo de madera que habías cogido de la cabaña el día anterior y demasiado aceite. El mercader preparó una sopa con carne y algo de verdura que les quedaba, como el pan estaba ya demasiado duro, también lo echó al cazo. Ethan do decía palabra mientras comía lentamente haciendo ligeros gestos de dolor al tragar.

La cara del guerrero era un poema de dolor y sufrimiento, Raüm dejó el cacharro caliente aún una manta y la enrolló para que diera calor a Ethan sin miedo a que este se quemara.

-¿Ethan?

El mercenario tardó en contestar y cuando lo hizo fue precedido de un gemido y muchas toses que empeoraron su cara.

-Dime, Raüm.

-Aún tenemos más de medio día hasta que podamos alcanzar algún puesto de guardia.

-Aguantaré.

-No, no es eso, pienso que quizá podamos conseguir que nos auxilie algún granjero, creo que cerca hay alguna granja, y seguro que por unas monedas estarán muy dispuestos a dejarnos dormir resguardados.

-Pero...- de nuevo la tos cortó a Ethan que permanecía muy encorvado.

-Ethan hemos de hacerlo, a este ritmo no llegarás a Freetown.

Como acompañando las palabras de Raüm comenzó a caer una fina lluvia que pronto se convirtió en una tormenta de nieve.

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miércoles, 14 de enero de 2009

Día 24.- Una noche tranquila

Raüm y Ethan habían encontrado un sitio para dormir justo a última hora, no era más que una pequeña casucha en el camino propiedad de los guardias del camino a Freetown, la siguiente gran ciudad en el camino, a pesar de quedar aún unos tres días a galope tendido para alcanzarla, la casucha servía como refugio a las primeras defensas de la ciudad, de modo que si algún ejército se acercase uno de los guardias podría alcanzar la ciudad para dar la alarma.

Freetown había recibido el nombre por haber sido la primera ciudad con gobierno independiente del por entonces reino de Var-Kandik. Un intento separatista en contra del rey Variud I que, sin embargo, tuvo buena acogida por parte del soberano ya que por aquella época las arcas públicas estaban más que vacías y se aproximaba una guerra civil que alguien tendría que aplacar. El auroprocalmado gobernante de Freetown, Lord Garin Garemson, aportó una enorme suma, así como buena parte de su ejército para acabar con las revueltas.

Sin embargo la independencia duró poco tiempo ya que Variud II decidió que las promesas del “Viejo Borracho”, como cariñosamente llamaba a su padre, eran una tara en un reino que aspiraba a ser el más poderoso del mundo conocido. La administración había mejorado mucho y los ejércitos de Lord Garin, aunque reforzados, serían inútiles ante un cerco que duró dos años y que acabó por completo con el comercio y para colmo quemó las cosechas propiedad de Freetown.

Cuando Garin abandnó su inútil lucha por la supervivencia estaba destrozado y demente; muchos detractores llegaron a decir que había alimentado a sus hijos y a si mismo con la carne de los que iban muriendo de hambre.


Al menos eso eran lo que relataban los bardos en la popular canción “El Rey Canibal”, por la locura de los hijos de Garin, habían sido entregados a las llamas purificadoras en nombre de una miriada de hombres y ante la atenta mirada de miles de personas.

En cualquier caso, tras la recuperación de Freetown su nuevo gobernante decidió mantener en guardia a la ciudad que, a pesar de no ser ya independiente del reino, podía ser un atractivo escondite para rebeldes de toda catadura; y creó una amplia red de defensas en varios círculos que les permitiese avisar a la ciudad en caso de recibir un ataque días antes de que este llegase a la ciudad.

-Raüm, no parece que la cabaña esté destrozada, pero sin duda hace semanas que nadie vive aquí.

-Eso se debe a que con las nevadas, tener este puesto es inútil, cuesta demasiado mantener a la gente aquí con este frío y el avance por los caminos es tan lento que no supone ventaja alguna haber divisado a esta distancia un ejército.

-Parece que Freetown vive anclada en los demonios del pasado.

-Sí, bueno, digamos que la defensa de la ciudad se ha convertido en tradición, sus actuales dirigentes tienen grandes intereses comerciales y Freetown no ha sido atacada en decenas de años, es más de lo que se podría decir de muchas ciudades de esta zona, sin embargo sus ejércitos son escasos aunque bi3en entrenados y no dudes que un asalto sería bien rechazado.

-En verdad, Raüm, creo que es mejor que no tengamos compañía, de ese modo no tenemos que explicar nada a nadie. ¿Cuánto tardaremos en alcanzar nuestro próximo destino?

-¿Con el camino nevado? Un par de días, el terreno se vuelve muy pedregoso un poco más adelante y no hay posibilidad de obtener recursos allí, recuerdo, que hace unos años trataron de instalar aquí una cantera, pero los bandidos acabaron con muchos hombres y destrozaron el equipo que traían. En cualquier caso el tipo de piedra que se da en esta zona no es la mejor para nada, se desmenuza fácilmente y es caro tallarla sin estropearla. Me presentaron datos, pero eran extraordinariamente imaginativos, así que decliné la operación, pero conozco a un par de hombres que lo consideraron un riesgo aceptable, sin duda no conocían el terreno.

-¿Los conocías?

-Competidores, pugnaban por algunos negocios en los que yo estaba interesado, al final perdieron tanto que pude hacerme yo con los contratos.- Raüm mostró una gran sonrisa.

-Una gran victoria.

-Y sin armas, recuerda esto siempre, estudia bien la estrategia y las opciones y luego actúa en consecuencia, no te dejes envenenar por las buenas palabras y las prisas.

Pasaron la noche tranquilamente junto al fuego, habían encontrado un buen depósito de madera oculto en la ladera de la montaña donde a pesar de la nieve, se había mantenido seca.

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martes, 13 de enero de 2009

Un año atrás.-

Ethan no pudo evitar que las críticas en todo el Imperio fueran mermando sus ingresos y, sin ellos, Parnás no se mantuvo demasiado tiempo a su lado, en menos de un año se encontraba solo, Krom se mantenía a base de los impuestos , pero lo que conseguía Ethan era reclamado por el Emperador en compensación por las perdidas ocasionadas en la guerra. Sabía que los consejeros del Emperador le estarían presionando y trató de conseguir audiencia ante él, pero sería inútil.

Los costes de mantener Krom bajo su mando eran eran cada vez más elevados y aquel año, además, las rutas comerciales quedaron cortadas por la nieve durante semanas, aquella situación obligaba también a Ethan a repartir alimentos entre la población y el resto del año no fue mejor, el hielo había acabado con buena parte de las cosechas y con bastante ganado, sus graneros estaban casi vacíos y el poco dinero restante en sus arcas lo destinó a comprar alimentos a precio de oro para que la ciudad pudiese mantenerse.

Al comienzo del año siguiente Ethan tuvo que rehusar el pago del diezmo a la Iglesia de Junto (Dios y patrón de Var-Kandik del Norte), por supuesto el Emperador se preocupó y, por fin, le concedió una audiencia ante el temor a perder la recaudación de Krom.

-Ethan-A-Krom, has incumplido tus obligaciones con la Santa Iglesia de Junto, ¿sabes que por eso se te podría condenar por herejía?- La voz del Emperador Ducorias V era dura como su carácter.

-Lo se, pero las gentes de Krom se encuentran hambrientas, si no hacemos algo...

-El Imperio reclamó tu ayuda y fallaste, ahora resulta que no tienes dinero, ¿qué será lo próximo?

-Señor, lo siento, pero las cosechas se perdieron y mis socios comerciales parecen haber cambiado de bando...

-Solo oigo excusas, Ethan.

Ethan fue a hablar, pero se le adelantó Monseñor Razhilia, obispo de Varinat (capital del Imperio):

-Hijo, no creo que debas hacer enfadar al Emperador, Junto ya está enfadado, has tenido mucha suerte de que Ducorias sea un hombre noble. Hemos tratado de perdonar tu falta de fe, la infamia que representa tu esposa para el Imperio, pero no podemos permitir que tu ineptitud acabe con Krom.

-Ethan, hemos decidido que deberás abandonar Krom y tu título.- Cortó Ducorias, respetaremos tu titulo de caballero por el servicio prestado, pero no volverás a pisar Krom.

-Pero...

-Sir Ludward se hará cargo de Krom mientras encontramos a quién pueda merecer tan noble título. Nos has defraudado y, por tanto, pierdes tu título, no obstante tienes suerte de que sea benevolente y no te entregue a la justicia de Junto ni te exilie. Por supuesto entrarás a formar parte de la guardia de algún noble que acceda a hacerse cargo de ti. Por supuesto si tomas esta opción deberás pagar a la Iglesia de Junto la mitad de tu dinero ahora y así mismo al mitad de lo que ganes hasta saldar tu deuda.

-Pero señor, ¿de qué viviré?

-Ethan, si no estás de acuerdo con estas condiciones siempre puedes exiliarte y no volver jamás.

Ethan no podía acceder por eso tomó sus enseres y partió en busca de fortuna, aún tenía algo de dinero, lo suficiente para malvivir unos meses, pero cuando este se acababa se enteró de una contienda en la que estaba implicado el conde Ludward y casualmente la Legión del Cielo había sido contratada, así que buscó a su líder siguiendo sus pasos durante semanas hasta que consiguió dar con ellos y unirse a sus filas.



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viernes, 9 de enero de 2009

Dos años atrás.- II

Ethan se sentía traicionado, sucio, furioso, la ambición de venganza bullía en su fuero interno, sentía un profundo odio y lo más grave es que no se había dado cuenta; no, no había querido darse cuenta, las señales eran demasiado claras, de una obviedad casi cristalina. ¿Qué había querido decir esa… mujer de deleznable virtud? No podía ser, ¿ni siquiera aquel que él había considerado su vástago lo era en realidad?

Pero no podía seguir así, se volvería loco si dormía con ella, seguía siendo una diosa a sus ojos, pero no, una diosa no, una sirena que le había engañado, eso era lo que era.

Pero a pesar de todo, lo que más le dolía era que él si la había amado, la amaba, y la amaría siempre. “Ha de ser mentira, ha sido un momento de enfado” quiso pensar, pero sabía perfectamente que no era eso, aquella había sido su conversación más larga en meses.

Pasaron días hasta que Parnás volvió a dirigirle la palabra y hubiese sido mejor que no lo hiciera, todo fueron insultos, él se sentía un ser despreciable, había alcanzado el odio de su mujer, la única que había amado, como un crío, había creído que todo iría bien, que serían felices, pero todo lo que había conseguido era haber criado una sanguijuela que le estaba arrancando la vida.

Por otro lado sufría los continuos ataques verbales del grupo de nobles amigos de Sir Ludward y la situación era cada vez más tensa. Una semana desaparecieron unas mercancías que habían partido de Corland por las que Ludward pensaba decía a bombo y platillo que cobraría una gran suma de dinero, era de todos sabido que habían sido los bandidos quieres robaron la mercancía, pero Ethan tuvo que ir a testificar como principal responsable ante el Emperador que, ante la falta de pruebas decidió dejarle libre y no tomar represalias.

Sin embargo, si sufrió Ethan varios asaltos a sus transportes de mercancías en las siguientes semanas con lo que acumuló unas perdidas muy importantes.

La relación con el Emperador se estaba deteriorando a pesar de que Parnás trató de defender a su marido ante el máximo dirigente. Pronto empezaron a surgir dudas sobre Krom y las actividades que la habían llevado a un crecimiento tan acelerado, en una situación relativamente estable del territorio de Therium; Ethan sabía que había trabajado duro para conseguir crecer y recuperar los años perdidos mientras el señorío de Krom había quedado huérfano.

A pesar de todo, ver como perdía su influencia y parte de sus beneficios comerciales, le hacía gracia, ya que parecía haberle unido algo más a Parnás cuyo padre estaba realmente enfermo. Además esta parecía haber perdido parte de su atractivo, o al menos eso debían creer los hombres nobles que la habían rodeado los últimos años, porque cada vez era invitada a menos fiestas y las que organizaba empezaban a atraer menos gente influyente. Ethan vio en este hecho el conflicto con Ludward, nadie querría participar de sus negocios si estos iban a ser desmantelados una vez ya estaban desembolsados los principales costes.

A pesar de todo, Krom seguía manteniendo un buen nivel de vida para sus ciudadanos que eran ajenos a los problemas de su señor. Ethan tubo que aparcar la idea de crear un su ejército a causa de la falta de fondos, pero no cejó en su empeño y decidió crear un gran mercado en su ciudad que pronto atrajo a gran cantidad de gente, los impuestos derivados del cual le permitieran, meses más tarde, retomar su idea original.

Por desgracia, la guerra empezó a recrudecerse en el sur y el Imperio pidió su ayuda, no contaba más que con unos treinta hombres de armas y no más de cuarenta arqueros con una formación militar escasa y él y otros dos caballeros con la formación necesaria.

Como uno de los caballeros más condecorados en los últimos años, Ethan tuvo que participar en una campaña poco menos que suicida y quedó herido tras perder el valle del Granj, lo que le obligó a volver a Krom con el deshonor de haber perdido aquella posición estrategica, sabía que se encontraba en inferioridad numérica y que, además no habían recibido al ayuda prometida, pero seguía pesándole grandemente el deshonor cuando volvió a su señorío acompañado de un pequeño sequito de nueve hombres.



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jueves, 8 de enero de 2009

Dos años atrás.- I

Sir Ludward que siempre se había mostrado prudente, en los últimos meses dirigía ataques cada vez más feroces hacia Ethan, nunca habían gozado de buenas relaciones pero cada vez era más complicado evitarse.

Ethan había optado a un contrato comercial con varias ciudades del norte, Rusan, Ilisargo y Xalt, comida a cambio de metales, perfectos para sus armerías. Durante los últimos meses había empezado a formar un pequeño contingente de hombres que defendiera la ciudad, ya que los que había cuando él tomo el poder eran más vocacionales que profesionales. A parte del dinero, principal problema en un principio, estaba el tema de las armas y Krom no poseía mina alguna, por lo que necesitaba comprarlo a otras ciudades, el problema estibaba en que si lo compraba al Imperio, le costaría muy caro; y las rutas desde esas ciudades solían acabar en Corland, y Ludward se negaría a venderle o, en caso de hacerlo, aumentaría considerablemente el precio.

Las negociaciones eran favorables a Ethan sobre todo desde que los condes acudieron a su casa para negociar y quedaron embelesados con la arrolladora presencia de Parnás, esta parecía acaparar buena parte de la atención, muy a pesar de Ethan que, sin embargo, veía claramente su ventaja. Parnás seguía siendo una mujer tremendamente hermosa, más aún tras su embarazo, que la había ensanchado las caderas lo justo y había copado su busto de modo que era casi irresistible para cualquier hombre.

Ethan entendía ya perfectamente que los murmullos en la corte hablaban de él y de su mujer, no obstante él era un noble por hecho y no por derecho, mientras ella pertenecía a una familia con una basta genealogía. Pero no era eso lo que preocupaba a Ethan, más bien sería interesante señalar que Parnás seguía moviéndose en un círculo que le estaba vedado a su marido y, a pesar de que eso le hacía conseguir cada vez mayor número de contratos comerciales, lo que le preocupaba es qué estaba vendiendo como mercancía en realidad.

-Parnás.- Dijo Ethan tomándola del brazo.

Ella se desembarazó de él con un gesto brusco.

-¿Qué deseas?

-A ti, lo sabes perfectamente.- Habían pasado seis meses desde que naciera su hijo Erham y no habían vuelto a yacer juntos

-No se a qué te refieres.

-Por supuesto que lo sabes.

-¡Dilo!, no seas pusilánime, crees que soy una ramera, ¿verdad?

-Si al menos…

-¿No confías en mi?

Ethan se quedó callado un segundo

-Idiota, ¿crees que me casé contigo por amor?, ¿que pasé toda mi juventud esperándote?- Parnás lanzó una sonora carcajada.- Entonces también creerás que el comercio con Rusan o con Ilisargo es gratis.

-Zorra.

-Tú me has arrastrado a esto, acaso esperabas que muriese pobre como una rata, para eso no me hace falta Krom, ni tú; mi padre me hubiese servido bien para ese propósito, él era una rata y mi hermano poco habría hecho por mejorar eso, pero tú, tú me sirves aún.

Ethan lanzó su mano abierta de abajo hacia arriba, directo a la cara de Parnás que calló al sueño por la fuerza del impacto. Pero esta empezó a reír con una risa frenética.

-Puedo acabar contigo Ethan y con Krom también si lo pretendiese, pero no creo que con eso ganara nada ninguno de los dos. Creo que entiendes perfectamente que Erham heredará esta tierra y que quizá no sea de su padre.


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miércoles, 7 de enero de 2009

Tres años atrás.- II

Ethan y Parnás tuvieron unos meses de gran compenetración pero aquello acabó pronto y Parnás pasaba cada vez más tiempo en fiestas a las que Ethan no podía asistir por falta de tiempo, este pasaba buena tarde de su tiempo tratando de cuadrar las cuentas de su señorío, a pesar de tener tierras y ganado, el lugar parecía necesitar más dinero del que podía generar.

Krom era a penas una ciudad rodeada por cuatro pequeños pueblecitos que a penas generaban ingresos, Ethan los estaba exprimiendo y lo sabía pero no le quedaba más remedio, la ciudad estaba casi en ruinas y parte de la población la había abandonado desde que Zardas, anterior señor de Krom muriese sin descendencia tras haber esquilmado las arcas públicas. Ahora el Imperio exigía grandes tributos a Krom e Ethan no tenía la capacidad de generar ingresos adicionales.

Por otro lado parecía haber cierta tensión en la corte entre Ethan y el conde Ludward, señor de Corland, ya que este tenía la pretensión de quedarse con Krom para dejárselo al segundo de sus hijos como herencia al llegar el momento de su muerte. Con todo y con eso, Ethan mantenía buena relación con la mayoría de los señoríos limítrofes con Krom en el mismo territorio de Therium, no obstante era un joven y apuesto caballero que había sido condecorado con grandes honores por el Emperador; por lo que pudo mantener su señoría a flote gracias a acuerdos comerciales ciertamente ventajosos.

Un año después de haber sido designado señor de Krom, Ethan ya tenía las cuentas cuadradas y su señorío empezaba a atraer gente de otros lugares que venían a ofrecerle sus servicios y su ayuda. Las cosas parecían estar mejorando y el colofón era un hijo que estaba en camino pues Parnás estaba de casi 8 meses. Últimamente le invitaban a todas las fiestas de las que Parnás siempre se mantenía al margen alegando sentirse muy cansa por su embarazo.

Ethan notaba los murmullos de las mujeres cada vez que entraba en las fiestas, a pesar de lo cual parecía tener más amigos que nunca y cada vez conseguía mejores tratos comerciales para Krom, pero ahora sin tener la ayuda de sus amigos, los hombres siempre preguntaban por su mujer mientras las mujeres le rehuían mientras mantenían sus murmullos.



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lunes, 5 de enero de 2009

Tres años atrás.-I

Ethan se había casado con Parnás el invierno anterior poco después de ser condecorado con grandes honores militares y haber recibido la medalla al valor por su participación en ‘La Contienda del Río Negro’ donde había conseguido una importante victoria, además de salvar la vida a Sir Valmer-A-Jorn, conde de Jorn y sobrino del Emperador, de las garras de un grupo de asaltantes Vaskianos que le habían tomado como rehén y pretendían venderle como rehén a los kandisios, aquello estuvo a punto de generar una crisis internacional, pero finalmente quedó en agua de borrajas. Sin embargo a Ethan le permitió consagrarse como caballero y obtener el título de sir junto a las tierras de Krom.

Parnás había caído en sus brazos días después, se conocían desde hacía mucho tiempo y Ethan había estado con ella en diversas ocasiones, era hermosa y seductora con un busto imponente, siempre muy arreglada, sus grandes ojos claros hacían que los hombres perdieran la cabeza y unos carnosos labios atraían los deseos de cientos, pero solo eran decenas los que ella elegía, casi siempre bravos caballeros y aguerridos guerreros, a veces jóvenes escuderos de casas nobles. Los padres de Parnás pertenecían a familias de noble cuna aunque el juego y las fiestas así como un par de años de cosecha y una muy mala gestión de sus bienes, les había dejado casi en la ruina, mendigaban tratos comerciales mientras en casa se morían de hambre para poder pagar vestidos y adornos que les permitiesen seguir en su posición a la vista de los profanos.

Parnás tenía una silueta increíble y era la primogénita en una familia que contaba con dos hijos más, ambos varones que no habían sido agraciados con grandes dones y pasaban el día dilapidando aquellas pocas monedas que podían conseguir con las mercancías que vendían en los pueblos cercanos haciéndose pasar por mercaderes corrientes para al volver a casa inventar grandes hazañas y viajes para contar a sus amigotes.

Ethan la había conocido profundamente a los quince años, antes de aquello a penas hablaban pero, siendo él escudero, había estado casi una semana con ella. Pronto le dejó por un joven caballero de grácil figura al que descubrió sus encantos rápidamente, sin embargo Parnás siempre volvía, y cuando nombraron caballero a Ethan tuvieron una relación de varias semanas, siempre a espaldas de los padres de esta, que eran reacios a unirla a alguien de procedencia más baja que la propia, tal era el caso de Ethan que había nacido en una familia con recursos pero sin nobleza alguna.

Por supuesto nadie estaba dispuesto a pagar la alta dote exigida por los placeres de una doncella que no lo era desde hacía años.

A pesar de que Parnás era ya mayor cuando nombraron a Ethan señor de Krom, seguía sin encontrar pareja estable y ya era de todos sabida su promiscuidad, no obstante Ethan seguía enamorado de ella y no podía compararla con ninguna otra mujer con la que hubiese estado, siempre jóvenes mujerzuelas sin cargo alguno en el Imperio. Parnás que durante meses no había tenido con Ethan relación alguna, y que parecía estar esquivándole, al tomar este posesión en seguida volvió a revolotear a su alrededor, de repente su pelo suelto era más suave que nunca y su grácil cuello se dejaba ver más por las fiestas a las que Ethan era invitado. Ya no se le conocía líos, y en varias ocasiones se la vio rechazar proposiciones más o menos decentes que tiempo atrás habían atraído su atención. Solo tenía ojos para Ethan y este lo notaba, cada vez que se le acercaba mostraba sus mejores encantos y siempre tenía una sonrisa dispuesta para él.

Por supuesto que Ethan se dejaba querer y pronto estaría con ella en el altar. El padre de Parnás, pobre ya a todas luces, no tuvo por menos que aceptar la generosa oferta de un Ethan, que podría haber desflorado a su hija robándole su infancia o, al menos participado de sus favores en otro tiempo, y marchar a casa con sus sacas llenas de plata y sus decenas de cabezas de ganado para el renacer de su familia que por entonces había perdido un miembro al morir el segundo se sus hijos, primero varón, por una extraña infección urinaria.


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